Lo digo bajito, como en secreto. Porque es incómodo ser pequeño: hay que andar siempre con la cabeza levantada. Todo ocurre tan arriba, tan por encima de uno mismo. Uno se siente poco importante, rebajado, débil y como perdido. Puede que por eso nos guste andar al lado de los adultos cuando están sentados; porque entonces podemos ver sus ojos.
La palabra y su sino
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Las palabras se cuelan aún cuando no es su tiempo.
Conversamos sobre la mesa,
quedan los signos para el día siguiente,
enmohecidos, algún día habr...
Hace 23 horas