Lo digo bajito, como en secreto. Porque es incómodo ser pequeño: hay que andar siempre con la cabeza levantada. Todo ocurre tan arriba, tan por encima de uno mismo. Uno se siente poco importante, rebajado, débil y como perdido. Puede que por eso nos guste andar al lado de los adultos cuando están sentados; porque entonces podemos ver sus ojos.
sábado
viernes
domingo
un pensamiento de Alfredo Alcón
Ni hago balances ni creo en ellos. Los demás dicen que soy un hombre grande, pero yo soy el mismo chico que jugaba al teatro en la azotea de mi casa. Poner un rótulo a cada cosa nos da la sensación de que dominamos ese desorden que es estar vivo.
Etiquetas:
Alfredo Alcón,
Sobra la Vida,
Sobre el Arte
Suscribirse a:
Entradas (Atom)